Durante el embarazo, el centro de gravedad de la mujer se mueve hacia el frente de la pelvis. El peso adicional, causa estrés en las articulaciones de la pelvis y la zona lumbar. A medida que el bebé crece en tamaño, el peso adicional hace que la curvatura de la parte baja de la espalda aumente, poniendo tensión adicional en las frágiles articulaciones de la parte posterior de la columna vertebral. Cualquier problema preexistente en la columna vertebral de una mujer tiende a exacerbarse conforme se sobrecarga la columna vertebral y la pelvis, a menudo produce dolor y dificultad para realizar las actividades normales.
Los estudios han encontrado que casi la mitad de todas las mujeres embarazadas desarrollan dolor lumbar en algún momento durante su embarazo. Esto es especialmente cierto durante el tercer trimestre, cuando el cuerpo del bebé gana más peso y la cabeza del bebé presiona hacia abajo en la espalda y piernas de la mujer, causando inflamación en su nervio ciático. Para las mujeres que ya sufren de dolores en la parte baja de la espalda, el problema puede llegar a ser aún peor. El cuidado Quiropráctico durante el embarazo puede aliviar e incluso prevenir el dolor y el malestar experimentado con frecuencia en el embarazo, y crea las condiciones para un parto seguro y fácil. Es una manera segura y eficaz para ayudar a la columna vertebral y la pelvis a lidiar con el rápido aumento de la tensión física mediante la restauración de un estado de equilibrio. De hecho, la mayoría de las mujeres han encontrado que la atención Quiropráctica les ayudó a evitar el uso de medicamentos para el dolor durante el embarazo, y los estudios han demostrado que los ajustes Quiroprácticos ayudan a reducir el tiempo de trabajo de parto. Tu Quiropráctico debe ser tu socio para un embarazo saludable, proporcionandote ajustes, así como la orientación nutricional y consejos de ejercicios para ayudar a atender tus necesidades especiales.
CONSEJOS QUIROPRÁCTICOS PARA LAS MUJERES EMBARAZADAS:
Asegúrate de recibir ajuste periódicamente. El cuidado Quiropráctico es importante para ayudar a mantener una estructura ósea saludable y la función del sistema nervioso durante todo el embarazo y el parto. Realiza un poco de ejercicio suave cada día. Caminar, nadar o andar en bicicleta estacionaria son ejercicios cardiovasculares relativamente seguros para las mujeres embarazadas. Evite las actividades que involucran sacudidas o movimientos de rebote. Interrumpe el ejercicio inmediatamente si notas cualquier síntoma inusual, como náuseas, mareos o debilidad. Usa zapatos planos con soporte para el arco. Tus pies se vuelven más susceptibles a las lesiones durante el embarazo, en parte debido al rápido aumento de peso corporal, pero también porque los ligamentos que soportan los pies se vuelven más laxos. Procura evitar cargar cosas pesadas y siempre que tengas que levantar pesos desde el suelo dobla las rodillas, no la cintura. Tu espalda baja es mucho más propensa a las lesiones durante el embarazo. Al dormir, recuéstate de costado con una almohada entre las rodillas para aliviar la presión sobre tu espalda baja. Realiza varias comidas pequeñas cada pocas horas, en lugar de tres comidas grandes al día. Esto ayudará a aliviar las náuseas, estabilizar el azúcar en la sangre y permitir que tu cuerpo pueda extraer la máxima cantidad de nutrientes de los alimentos que ingieres. Tome una vitamina prenatal con por lo menos 400 microgramos de ácido fólico todos los días; 800 microgramos es aún mejor. El ácido fólico ha demostrado reducir drásticamente el riesgo de defectos del tubo neural en el feto en desarrollo. Asegúrate de consultar con tu ginecólogo antes de tomar cualquier vitamina o suplemento herbal.